De los amores negados

¡Por fin! Por fin me he leido el último libro que me quedaba de Ángela Becerra: De los amores negados.
Como todos sus libros: me ha encantado, aunque tengo que reconocer que no ha sido el que más me ha gustado, el nivel lo tenía alto, demasiado alto....

 La historia de amor entre Fiamma dei Fiori y Martín Amador es como las olas del mar. Azota, golpea, acaricia, lame, viene y se va, en un vaivén de sentimientos encontrados que sumergen al lector en la vorágine de ls contradicciones sentimentales. El amor y el desamor, el continuismo y la pasión, la espiritualidad y la  rebeldía forman parte de la vida de Fiamma dei Fiori, una mujer entera y verdadera en el momento más pleno... y más vacío de su vida. Es una bellísima historia de amor que trsncurre en una ciudad portuaria donde el tiempo parece acompañar los desasosiegos de esta pareja. Rebosante de vibraciones de vida, búsqueda, idealismos, sueños posibles e imposibles, alegrías y soledades, hasta conseguir lo que todos deseamos: encontrarnos a nosotros mismos.

Algunas de mis frases favoritas del libro

Coleccionamos para llenar vacíos. Cuando estamos llenos por dentro, no tenemos espacio para nada exterior.

Tantas historias vividas a través de sus pacientes le estaban endurenciendo el corazón... le habían ido matando los sentires. ¿Cuánto tiempo hacía que ella no sentía? Las lágrimas se le habían ido secando, y no había cosa peor que perder las lágrimas; porque las lágrimas lavan; porque cuando se pierden las lágrimas se va perdiendo la tristeza, y al perder la tristeza se pierde el camino que lleva a la alegría, a la dicha de saberse vivo y vivido.

Siempre había creido que todos los seres humas debían guardarse para sí un espacio íntimo, por pequeño que éste fuera; una zona donde sólo reinara la individualidad; donde se guardaran aquellos anhelos imposibles de comprartir con ningún otro ser, para preservarlos del tiempo y el rumbo que pudiera tomar la vida.


Los brazos en el cielo para tocar los sueños y los pies en la tierra para chupar la vida.

¡Claro que recordaba aquel antiguo reloj sin agujas!, muchas veces observándolo, había deseado que los relojes fueran así, sin agujas: relojes destiempados que dieran cabida a los momentos sublimes. Donde la espera no existiera, ni las prisas; donde lo más bello permaneciera suspendido en el instante eterno; donde se pudiera retroceder y borrar lo equivocado y triste.

1 comentarios:

DaVe dijo...

Yo no he leido nada de esta autora, pero tampoco me apasionan mucho las novelas de amoríos, ¿tiene trama? ya me contarás!

BESOTES KRITA ;)